Datos básicos
Clasificación: Turismo activo
Clase: Rutas en Asturias
Tipo: Sendas
Comunidad autónoma: Principado de Asturias
Provincia: Asturias
Municipio: Mieres
Parroquia: Lloreo
Entidad: Lloreo
Comarca: Comarca de la Montaña Central
Zona: Centro de Asturias
Situación: Montaña de Asturias
Código postal: 33616
Cómo llegar: Senda o Vía Verde de Loredo
Dirección digital: 8CMP75GP+3C
Senda o Vía Verde de Loredo
Descripción:
(Antiguo ferrocarril de Minas de Riosa)
Esta ruta está calificada como «Senda Verde»
- Acceso: Desde Mieres se llega a La Pereda utilizando la carretera N-630 (Mieres-Oviedo) hasta la raqueta del pueblo de Loredo, donde se cambia de dirección (Oviedo-Mieres) para, a unos 200 metros, coger una carretera municipal que, a la altura de la fábrica de la empresa Thyssen, situada antes de llegar a La Pereda, se deja por una pista empinada que lleva a El Costón, casería en la que comienza la ruta.
- Se inicia el recorrido en La Pereda, siendo el final en Vega San Pedro
- Distancia: 3,5 km (ida)
- Dificultad: Nula
- Duración aproximada: 45 minutos (ida) a pie
- Itinerario: La Pereda - Loredo - La Vega de San Pedro.
Descripción de la ruta
Esta ruta, peatonal y cicloturista (BTT), transcurre por el tramo mierense de la trinchera del antiguo y entrañable ferrocarril minero de La Pereda a La Foz de Morcín, que fue inaugurado en 1921 y dejó de funcionar en los años sesenta, cuando ya era famoso entre los aficionados y expertos por su indudable espectacularidad y peculiares características. Su conversión en senda peatonal se debe a una iniciativa de la Asociación de Vecinos de Loredo (Lloreo), convenientemente secundada por el Ayuntamiento de Mieres y la Administración autonómica, que realizaron una gran inversión económica para su acondicionamiento como tal.
Nace la ruta propuesta en El Costón, caserío del pueblo de La Pereda, a la altura del antigua taller de Hulleras de Riosa, en las inmediaciones de las actuales instalaciones de la empresa Thyssen. Se trata de un lugar de relativo fácil acceso, cercano a los apeaderos de FEVE y RENFE. En las inmediaciones existe una gran explanada que serviría como aparcamiento de los usuarios que se acerquen en vehículos por carretera a través de la N-630 y la vía local.
A continuación se pasa por el caserío de La Fenosa.
Poco después del primer túnel de la línea, que hace también de puente para comunicar dos praderías y es una interesante construcción revestida de corta longitud en línea recta, se encuentra el primer kilómetro. Se atraviesa el caserío de El Setal y, tras un corto tramo, que incluye el paso a nivel del cementerio se llega a la amplia curva que rodea por tres lados a Loredo. Este pueblo presenta una gran potencialidad y atractivo, contando con un caserío muy característico y algunas construcciones de indudable valor; resaltan su misma disposición empinada, varios hórreos, un molino de agua perfectamente conservado, un interesante lavadero, un calero, las principales obras de fábrica de este ferrocarril, nuevas y viejas viviendas adaptadas al medio..., una tupida mancha forestal, estupendos manantiales y fuentes que atraen a muchos foráneos...
En el eje de la curva se sitúan tres obras de fábrica singulares: el mayor puente de la línea, en un impecable arco de cantería sobre el arroyo de Loredo, y dos pontones, actualmente reconstruidos con losa armada de hormigón. En el otro extremo de la curva se ubica la estación de Loredo, interesantísima construcción de planta y piso, de escasas dimensiones como corresponde a un ferrocarril de este tipo pero perfectamente rehabilitada para centro social y cultural del pueblo.
Una curva a la izquierda reintroduce el trazado por el valle del Caudal. Se atraviesan afloramientos de estratos catalogados de reconocido interés geológico y ganando poco a poco altura se alcanza Linares y el túnel 2, de cierta longitud y, como todos los siguientes del ferrocarril, perforado en roca sin revestir; para pasarlo se necesita el auxilio de una linterna.
Tras el subterráneo, y en un paisaje de creciente espectacularidad y belleza, se accede a la tranquila y hermosa aldea de Vega San Pedro, donde se ubica el kilómetro 3 desde el origen. Poco después, tras pasar el túnel 3 —con apertura en impresionante pared vertical—, llegamos a Frechura, punto final de la ruta; aquí el entorno sobrecoge, con el río y la carretera a un nivel muy inferior, y entre muros de sostenimiento y desmontes en roca, se sitúa una plataforma que cuenta con una buena fuente; al otro extremo de este tramo está el breve túnel 4, antesala del 5, hoy tapiado para impedir el paso a Peñamiel, interrumpido por la explotación de una cantera.
A la vuelta, la ruta —toda ella un inmenso y asombroso mirador— pide detenerse y sumergirse en los indudables encantos de los pueblos que la bordean: Vega de San Pedro, Loredo —con dos bares-restaurantes donde reponer fuerzas— y La Pereda.
Si queremos profundizar en el conocimiento de esta zona, cabe la posiblidad de comenzar en el pueblo de Loredo el denominado «Sendero Valle de Lloreo» (PR AS-36), de 9,5 km de longitud y 5 horas de duración, convenientemente señalizado en su recorrido (Loredo - Llosa Alfonso - collado Plano - collado Pando - Garcillero - Tablao - Vega San Pedro - Loredo).
Historia del antiguo ferrocarril minero
El proyecto
Seguidamente se reproduce parte de la memoria del proyecto del ferrocarril minero entre La Pereda (aldea del concejo de Mieres) y La Foz (parroquia del concejo de Morcín) redactado por el ingeniero José Vigil Escalera.
«Este ferrocarril tiene unos 8.000 m de recorrido, arrancando en el lavadero, al nivel de su basculador y terminando en la Vega de la Foz, con la cota de 73 m sobre el nivel del origen.
El ancho de vía será de 0,75 y el ancho que tendrá la banqueta de la misma será de 4,00 m en el exterior y 3,40 en los túneles.
Los cuatro primeros kilómetros se extienden por la margen izquierda del río Caudal, dentro de la parroquia de Loredo, hasta llegar al túnel nº 4, el mayor de la línea, donde separa la divisoria entre los concejos de Mieres y Morcín, siguiendo a partir de la boca de salida de este túnel por la margen derecha del río Riosa, dentro siempre de la parroquia de La Foz.
Además de las dos estaciones de los extremos de la línea, se han previsto otras dos intermedias para el cruce de trenes, una en el pueblo de Loredo, en el kilómetro 1.897, y la otra en el lugar denominado «El Rollón» de la parroquia de La Foz, en el kilómetro 5.302.
Las rampas son seis, de 6, 8, 10 y 12 mm, siendo las de los tres primeros kilómetros las menores, debido a la sinuosidad del trazado, en el cual las curvas se suceden con mucha frecuencia y sus radios son pequeños.
Los radios de las curvas varían desde 40 m como mínimo hasta 500 m como máximo.
Tiene ocho túneles, cuyas longitudes son: 172 m, 124 m, 116 m, 680 m, 80 m, 226 m, 116 m y 190 m respectivamente. Es decir, tiene un recorrido subterráneo de 1.704 m.
Se ha procurado evitar en lo posible los pasos a nivel con los caminos vecinales de más importancia. Seis son los cruces con caminos vecinales y de estos sólo lo haremos a nivel con el último, que es el que comunica el pueblo de La Foz de Abajo con el de La Foz de Arriba y Villameri, en el concejo de Riosa este último. Los demás caminos se cruzan con pasos superiores a ellos.
Existe solamente un puente, de fábrica, sobre el arroyo Loredo, dentro del pueblo del mismo nombre.
Son numerosas las obras de fábrica proyectadas, tanto en muros de sostenimiento como en tajeas, alcantarillas, etc., siendo las principales las que se efectuaron en el mismo pueblo de Loredo, por el cual cruza la línea, que son de verdadera importancia.
No atraviesa ningún terreno de dominio público, carreteras ni ferrocarriles.
El carril será de 23,50 kg por metro lineal sobre traviesas de 1,50 m x 0,12, a las cuales irá clavado intercalando placas de asiento de hierro.
El material móvil estará formado por locomotoras de 16 a 20 toneladas de peso y vagones tolvas de hierro capaces de transportar de cuatro a cinco toneladas de carbón.
En los puntos designados para cruces de trenes se construirán pequeños edificios para instalar en ellos el teléfono que los pondrá en comunicación entre sí y con las estaciones extremas y oficiales».
La construcción de la línea de La Pereda a La Foz
Las obras de construcción de esta línea ferroviaria de La Pereda a La Foz, dirigidas por los ingenieros José Vigil Escalera y José García Lago, comenzaron en 1914 en la primera de las localidades citadas y se prolongaron hasta 1921 por varias razones, entre ellas los rústicos métodos empleados en la construcción de una línea que recorría un terreno rocoso y muy accidentado, puesto que el trazado discurría por la ladera de la montaña durante prácticamente toda su longitud, de manera que hubo que construir muchos muros de contención, particularmente en Loredo –que contaba además con una estación intermedia, donde por un tiempo hubo un apartadero para el cruce de trenes–, y perforar los once túneles con martillo y dinamita, excepto el nº 5, que lo fue en el lado de La Pereda con comprensor a vapor y martillos neumáticos. A la tardanza en la conclusión de las obras también contribuyeron las huelgas que entonces tuvieron lugar como protesta ante unos salarios sumamente bajos y el excesivo número de horas de trabajo exigido.
A unos 300 metros de Loredo se encontraba la cantera que proporcionó la piedra necesaria para puentes, muros de contención y bocas de algunos túneles. A medida que se iba explanando, se iba tendiendo una vía de 60 cm, por la que se transportaban los materiales pesados necesarios. La locomotora número 1 remolcaba los trenes de trabajos. Los puentes metálicos llegaban desmontados y, una vez en su lugar de destino, eran ensamblados con tornillos y colocados sobre los estribos de fábrica correspondientes.
La línea empezaba en La Pereda en los basculadores del lavadero. Después de atravesar las vías de servicio, comenzaba el recorrido bordeando el río por su margen izquierda. En el punto kilométrico 0,752 la vía pasaba por encima de un camino gracias al puente de La Fenosa y un poco más allá entraba en el túnel número 1. En El Setal encontraba un paso superior y poco más tarde llegaba al valle de Loredo, donde describía una larga curva que contorneaba parte del valle y atravesaba dos puentes metálicos y uno de fábrica, magnífico, sobre las casas del pueblo. Sobre la ladera del monte, había una explanación, sostenida por un gran muro de contención, con un edificio para estación donde vivía el jefe de Vías y Obras. En el P.K. 2,651 se encontraba el túnel nº 2, con una longitud aproximada de 250 m, que terminaba en la aldea de Vega de San Pedro. Continuaba subiendo y penetraba en el túnel nº 4. Más tarde, el nº 5 salvaba la divisoria entre los ríos Riosa y Caudal; era el más largo de la línea, con 633 metros de longitud. A partir de aquí se empezaba a remontar el valle de Riosa por su margen derecha y al llegar al túnel nº 7 se divisaba El Rotellón. En los P.K 6,638 y 6,652 estaban los puentes 7 y 8, llamados de La Puente, y los túneles 9 y 10, este último con sus dos bocas por el lado de La Foz. Venía, finalmente, el nº 11, que salía cerca de El Chalet, donde había un apartadero para el cruce de trenes. La línea llegaba poco después a La Foz, donde estaban las tolvas para cargar el carbón y el resto de las instalaciones de vía de 60 cm.
La línea empezó explotándose con la locomotora nº 1, «La Foz», que era la única disponible en 1921. En 1923 llegó la nº 2, «Loredo», y con ella ya se pudo regularizar y aumentar el tráfico.
El ferrocarril fue proyectado para transportar unas 300.000 toneladas anuales.
El costo de las obras y los materiales ascendió a 4.000.000 de pesetas.
Como afirma José Antonio Gómez Martínez, «si se compara la fecha de inicio de las obras [1914] con la de concesión de la línea, se ve que la construcción empezó mucho antes de la autorización oficial. De hecho, cuando se otorgó la concesión en 1922 [Boletín Oficial de la Provincia, 14 de febrero], el ferrocarril ya estaba en funcionamiento, lo cual no deja de ser curioso, sobre todo al destacar en las diferencias entre el ferrocarril real y el que describe el proyecto». En la concesión se autorizaba también el transporte de los trabajadores de la empresa y se establecía que los conductores debían estar en posesión de un título profesional o un certificado de aptitud práctica.
El cierre de la línea tuvo lugar en noviembre de 1969, si bien seguían circulando esporádicamente algunos trenes para los mineros. En La Foz se construyeron unas nuevas tolvas para camiones y se llevó la cinta transportadora hasta ellas.
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